2 de marzo de 2016

El verdadero sentido de la Ley de Dios

Miércoles III de Cuaresma
Mt 5,17-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos’”.

COMENTARIO

En tiempos de Jesús había muchos de los miembros del pueblo  judío que esperaban un determinado tipo de Mesías. Querían que fuera guerrero y que, por decirlo pronto, venciera al invasor romano. Pero Jesús sabía que la cosa no iba por ahí.

La misión que tenía encomendada Jesús era que el ser humano, semejanza de Dios, se salvase. Y es que había caminado por sendas no rectas y era el momento preciso para que la Ley de Dios se cumpliese.

Lo que Jesús dice es que la Ley del Todopoderoso ha de cumplirse. Es más, Él no ha venido a derogarla sino, precisamente, a que se cumpla. Y es que se había tergiversado mucho el sentido de la misma. Por eso pone en tela de juicio a los que no la enseñen sino que la confundan.


JESÚS,  ayúdanos a cumplir la Ley de Dios.



Eleuterio Fernández Guzmán

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