19 de septiembre de 2014

Servir a Cristo

Viernes XXIV del tiempo ordinario

Lc 8,1-3

"En aquel tiempo, Jesús iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes".


COMENTARIO

Jesús cumplía con la misión que le había encomendado su Padre: debía llevar la Palabra de Dios por todos aquellos lugares que pudiera. Consistía, más que nada, en difundir que la Verdad había llegado a constituir el Reino de Dios que era el Mesías mismo.

Anunciaba la Buena Noticia. Aquella era, sobre todo, la que decía que Dios se había apiadado de su pueblo y que había enviado al Mesías para que salvara al mundo de su caída en la fosa por su falta de fe y confianza en el Señor.

A Jesús lo acompañaban muchas personas. Algunas de ellas, las que se entregaron hasta el pie mismo de la cruz, eran mujeres. Ellas le servían porque confiaban en Jesús y porque sabían que era el Enviado de Dios. Y perseveraron en su fe.


JESÚS, muchas mujeres te seguían porque habían creído en Tí. Ayúdanos a tener la fe que ellas tuvieron.




Eleuterio Fernández Guzmán


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