11 de agosto de 2014

Cumplir con la voluntad de Dios.


Lunes XIX del tiempo ordinario


Mt 17,22-27


En aquel tiempo, yendo un día juntos por Galilea, Jesús dijo a sus discípulos: 'El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le matarán, y al tercer día resucitará'. Y se entristecieron mucho.

Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el didracma y le dijeron: '¿No paga vuestro Maestro el didracma?'. Dice él: 'Sí'. Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: '¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?'. Al contestar él: 'De los extraños', Jesús le dijo: 'Por tanto, libres están los hijos. Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estárter. Tómalo y dáselo por mí y por ti'”.

COMENTARIO

Poco a poco Jesús va avisando a sus apóstoles de lo que va a pasar. No les quiere quitar ni un ápice de lo que ha de suceder porque está escrito y es la voluntad de Dios.

No extraña, sin embargo, que la situación de los que le escuchan sea de tristeza. A los amigos no les gusta, de ninguna manera, que le diga que otro amigo va a morir de una forma tan terrible. Y se entristecen. Aun no comprenden lo que eso significa para la historia de la humanidad y para ellos mismos.

Como a lo largo de toda su vida pública Jesús no incumple ninguna norma humana. Está a bien con la ley porque es hombre de ley. Por eso también paga aquel impuesto del que habla este texto del Evangelio de San Mateo. No quiere que se le acuse de no cumplir con lo establecido pues diría que había venido a que se cumpliese la Ley de Dios hasta la última tilde.

JESÚS, cumples con la ley del hombre pero, sobre todo, cumples con la Ley de Dios. Y eso te llevará a la muerte, como dices a tus apóstoles. Ayúdanos a mantenernos firmes ante las asechanzas del Maligno.




Eleuterio Fernández Guzmán


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