5 de septiembre de 2013

Confiar, siempre, en Dios






Jueves XXII del tiempo ordinario

Lc 5,1-11

En aquel tiempo, estaba Jesús a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. 
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: ‘Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar’. Simón le respondió: ‘Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes’. Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: ‘Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador’. Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: ‘No temas. Desde ahora serás pescador de hombres’. Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.”

COMENTARIO

Muchos se acercaban a Jesús porque gustaban escuchar lo que decía aquel Maestro que hablaba de forma muy distinta al resto de maestro del pueblo de Israel. Allí donde iba se agolpaban para ver qué decía aquel día. Esperaban aprender algo nuevo.

Aquel día Jesús iba a probar la confianza de unos cuantos. Ellos no habían pescado nada y les dice que lo vuelvan a hacer donde les dice. Pedro, como sabe lo que puede hacer Jesús se siente obligado, aunque a lo mejor no imposible, a pescar donde le dice. Dudó, seguramente, en un principio, porque llevaban toda la noche pescando y nada había caído en sus redes.

Pedro se arrepiente de haber dudado. Desde aquel momento Jesús no lo hará pescador de hombres. Para eso tendrá que ir mar adentro del mundo donde los peces-hombres han de caer, en el buen sentido, en al red de la Palabra de Dios y el Amor del Padre.


JESÚS, parece que hacen falta pruebas para creer en Ti y en lo que eres capaz de hacer. Ayúdanos a tenerte siempre en nuestro corazón y confiar en Ti siempre, siempre, siempre.





Eleuterio Fernández Guzmán


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