28 de mayo de 2013

Ser los últimos





Martes VIII del tiempo ordinario

Mc 10,28-31

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: ‘Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido’. Jesús dijo: ‘Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros’”.

COMENTARIO

Es lógico, humanamente hablando, que aquellos que, en efecto, lo habían dejado todo por seguir a Jesús así se lo dijeran pues no era lo mismo seguirlo de forma esporádica cuando pasara por algún determinado lugar que hacerlo siempre.

Jesús sabe, sin embargo, que todo lo que se hace por Él no queda sin recompensa de parte de Dios. Es más, se recibe el máximo que se puede recibir que es, ni más ni menos, que la vida eterna. Tal es el premio que se alcanza por seguir al Hijo de Dios.

Jesús hace ver una cosa que era muy importante fuera tenida en cuenta por aquellos mismos discípulos: hay que ser el último en el mundo, aquí mismo, para ser el primero, o de los primeros, en el definitivo Reino de Dios. Por eso Cristo se hizo el último, para ser, luego, el primero y, además, servir de ejemplo.

  

JESÚS, muchos son, ahora, los primeros en la Casa del Padre por haber sido de los últimos, entregándose a los demás en cuerpo y alma, aquí en la tierra. Es triste, por eso mismo, darnos cuenta de que no siempre somos de los últimos





Eleuterio Fernández Guzmán

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