11 de abril de 2013

Aceptar a Cristo en nuestro corazón




Jueves II de Pascua

Jn 3,31-36

“En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: ‘El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él’”.

COMENTARIO

Jesús le dice a Nicodemo que debe reconocer que Él es el más importante de todos y que, por eso mismo, hay que seguirlo y hacer lo que diga que hay que hacer. Además, da testimonio de Dios mismo que es el Padre.

Hay, por otra parte, que aceptarlo porque lo que dice viene directamente del Creador. No dice Jesús algo distinto a lo que le ha dicho Dios que diga y, por eso mismo, es tan importante hacer, como diría María, lo que diga.

Aceptar a Jesús como Quien es no es algo que lleve aparejado un gran don que es, además, lo más deseado y anhelado por el hombre: la vida eterna, la salvación eterna. Creer en Él es, por eso mismo, esencial para nuestra futura existencia.



JESÚS, salvarnos depende de nosotros mismos. Hay que aceptarte como Redentor y Salvador. Sin embargo, en demasiadas ocasiones, por lo que eso supone, miramos para otro lado.




Eleuterio Fernández Guzmán


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