20 de agosto de 2012

La Ley de Dios es así


 

Lunes XX del tiempo ordinario

Mt 19,16-22

“En aquel tiempo, un joven se acercó a Jesús y le dijo: ‘Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir vida eterna?’. Él le dijo: ‘¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos’. ‘¿Cuáles?’ —le dice él—. Y Jesús dijo: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo’. Dícele el joven: ‘Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?’. Jesús le dijo: ‘Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme’. Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.”


COMENTARIO

En no pocas ocasiones solemos presumir, a lo mejor sólo para nosotros mismos, de aquello que hacemos en materia de caridad o de otros aspectos en materia espiritual. Sin embargo, esto de nada nos vale porque Dios ve en lo secreto de nuestro corazón.

Querer cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios es algo que se espera de todos los que se consideran hijos suyos. Es de pensar que todos queremos hacer lo propio pero también es bien cierto que en no pocas ocasiones fallamos y no damos el do de pecho en tales temas.

Ser caritativo. Jesús le dice al joven rico que, además de cumplir (además) con la Ley de Dios (la que está en las tablas de Moisés) tiene que dar lo máximo en tal aspecto: amar a los demás hasta el nivel supremo que es, precisamente, dar todo lo que se tiene para los más necesitados. Y, claro, el joven rico, se fue muy triste porque no estaba dispuesto a ser tan bueno.


JESÚS,  a pesar lo que decimos, no siempre estamos dispuestos a cumplir con la verdadera voluntad de Dios que se corresponde con ser caritativos, mostrar amor, siempre. Y eso, a veces, nos cuesta tanto...



Eleuterio Fernández Guzmán


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