26 de enero de 2012

Sobre el Año de la Fe






En su momento, en la homilía de la Santa Misa, Benedicto XVI dijo que “Precisamente para dar un renovado impulso a la misión de toda la Iglesia de conducir a los hombres fuera del desierto en el cual muy a menudo se encuentran hacia el lugar de la vida, la amistad con Cristo que nos da su vida en plenitud, quisiera anunciar en esta Celebración eucarística que he decidido declarar un ‘Año de la Fe’, que ilustraré con una carta apostólica. Comenzará el 11 de octubre del 2012, en el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará el 24 de noviembre del 2013, Solemnidad de Cristo Rey del Universo. Será un momento de gracia y de compromiso por una cada vez más plena conversión a Dios, para reforzar nuestra fe en Él y para anunciarlo con gozo al hombre de nuestro tiempo”. 

Así lo hizo con la Carta apostólica “Porta fidei” que fue dada a la luz el 11 de octubre de 2011.
El Santo Padre, ante las dudas que alguien pudiera tener acerca de la necesidad de convocar un año referido exactamente a prestar atención a la fe, dice (3) lo siguiente:
No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn4, 14). Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos (cf. Jn 6, 51). En efecto, la enseñanza de Jesús resuena todavía hoy con la misma fuerza: ‘Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna’ (Jn6, 27). La pregunta planteada por los que lo escuchaban es también hoy la misma para nosotros: ’¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?’ (Jn 6, 28). Sabemos la respuesta de Jesús: ‘La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado’ (Jn 6, 29). Creer en Jesucristo es, por tanto, el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación.
El católico, por lo tanto, no puede ni debe permitir que su fe quede muerta en un cajón de su corazón. No cabe, tampoco, esconderla bajo el celemín para gozar de ella cada cual sino, muy al contrario, dar luz a la fe para que quien no crea, crea y quien crea, lo haga en profundidad y teniendo su fe como muy importante para su vida y su existencia.
Ya sabemos, por otra parte, la importancia que tiene, para Benedicto XVI, la denominada Nueva Evangelización. Es nueva porque los tiempos actuales requieren que se anuncie el Evangelio de acuerdo a las necesidades espirituales de los mismos y es Evangelización porque es obligado, para un católico, llevar a los que no la conocen o parece que la han olvidado, la Buena Noticia.
A su vez, la Congregación para la Doctrina de Fe se vio en la obligación de emitir una Nota acerca de lo que tal año supone con respecto a las indicaciones pastorales se refiere. En la misma se dice que el Año de Fe o, en el año de la Fe, se deberá tener en cuenta que:
1.-Se llevará a cabo una Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (octubre 2012) sobre el tema “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”.
2.-Se alentará las peregrinaciones a la Sede de Pedro de los fieles católicos.
3.-Se invitará a los fieles a dirigirse con particular devoción a María como imagen de la Iglesia.
4.-En la Jornada Mundial de la Juventud a celebrar en julio de 2013 en Río de Janeiro se difundirá entre los jóvenes la importancia que tiene su fe para ellos para sus vidas.
5.-Se promoverá la realización de “simposios, congresos y reuniones de gran escala” para difundir testimonios de la fe y el “conocimiento de los contenidos de la doctrina de la Iglesia católica”.
6.-Se ofrecerá a todos los fieles católicos la oportunidad de conocer en profundidad los documentos del Concilio Vaticano II y se promoverá el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica.
7.-Se acogerán con atención “las homilías, catequesis, discursos y otras intervenciones del Santo Padre” con la voluntad de transmisión de las enseñanzas del Vicario de Cristo y Sucesor de Pedro.
8.-Se promoverá, de forma intensa y especial la “restauración de la unidad entre todos los cristianos” como corresponde a la celebración de un año dedicado, muy especialmente, a la fe.
Una vez finalice el Año de la Fe, el 24 de noviembre de 2013, en la celebración de la Santa Misa, el Santo Padre renovará solemnemente la profesión de fe.


Eleuterio Fernández Guzmán


Publicado en Análisis Digital

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