18 de enero de 2023

Justamente indignado

Mc 3, 1-6


"Jesús entró en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo sanaba en sábado, con el fin de acusarlo.

Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: 'Ven y colócate aquí delante'.

Y les dijo: '¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?'

Pero ellos callaron.

Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: 'Extiende tu mano'. Él la extendió y su mano quedó sana.

Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con Él."


COMENTARIO

Es algo extraño, podría pensar alguno, que el Hijo de Dios se indignase. Sin embargo, teniendo en cuenta la misión que había venido a cumplir al mundo, lo raro sería que no le pasara lo que le pasó en algunas ocasiones (que nosotros sepamos)

Salvar a quien tenía necesidad de ser salvado era lo que había venido a hacer al mundo Jesucristo. Y aquel hombre, enfermo de la mano paralizada, necesitaba ayuda aunque aquel día fuera "sábado". 

Como no podía ser de otra forma, Cristo cura al enfermo. Entonces, aquellos que, con su silencio, demostraron que era preferible que una vida se perdiera si tal día era sábado, querían matar al Hijo de Dios. En eso sí fueron consecuentes. 



JESÚS, gracias por haber cumplido tu misión pesara a quien pesara. 

Eleuterio Fernández Guzmán

No hay comentarios:

Publicar un comentario