3 de abril de 2020

Algunos sí le siguieron


Jn 10, 31-42

“31 Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. 32 Jesús les dijo: ‘Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?’ 33 Le respondieron los judíos: ‘No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios.’ 34 Jesús les respondió: ‘¿No está escrito en vuestra Ley: = Yo he dicho: dioses sois? = 35 Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios - y no puede fallar la Escritura - 36 a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: ‘Yo soy Hijo de Dios’? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; 38 pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre.’ 39 Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos. 40 Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí. 41 Muchos fueron donde él y decían: ‘Juan no realizó ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad.’ 42 Y muchos allí creyeron en él.”

COMENTARIO

Es más que extraña la pertinacia en la equivocación y en el error. Y es que había muchos que, muy a pesar de todo lo que ya había hecho Jesús y lo que, por ejemplo, había dicho el Bautista sobre su persona y realidad espiritual, no acababan de enterarse de nada.

Son, ya, muchas las veces, que Jesucristo dice, en la cara de todo aquel que lo quiera ver y escuchar, que es el Hijo de Dios y, por tanto, el Enviado, el Mesías.

Es cierto que no todos lo querían mal y no todos no creían en Él. Y es que hubo un grupo que sí lo tuvo por el Mesías, como era, y le siguieron con todas las consecuencias.

JESÚS,  gracias por insistir tanto acerca de tu naturaleza divina.

Eleuterio Fernández Guzmán

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