3 de octubre de 2019

Aceptar a Dios

Lc 10, 1-12

"1 Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. 2 Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. 3 Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. 4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. 5 En la casa en que entréis, decid primero: 'Paz a esta casa.' 6 Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. 7 Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. 8 En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; 9 curad los enfermos que haya en ella, y decidles: 'El Reino de Dios está cerca de vosotros.' 10 En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: 11 'Hasta el polvo de vuestra ciuadad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca.' 12 Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad.'"

COMENTARIO

Lo que les dice el Hijo de Dios a los 72 que envía a anunciar la Buena Noticia tiene todo que ver, primero, con el poder de Dios y, segundo, con aquello que ha de ser conocido. Y es que no podemos negar que era eso necesario para que, digamos, no pillara de sorpresa lo que luego iba Él a decir en aquellos lugares a los que los enviaba.

Les dice que confíen en la Providencia de Dios. Por eso no deben llevar más de lo necesario para caminar. Allí donde vayan serán recibidos… bien o mal. Y esto es, también, muy importante.

Que nadie crea que quien no recibe a Cristo o a sus enviados va a quedar la cosa así, como si diera poca importancia. Y es que nunca debería olvidarse que el Hijo de Dios forma parte de la Santísima Trinidad y que, por tanto, también es Dios.


JESÚS, gracias por advertirnos de la necesidad imperiosa de aceptarte.


Eleuterio Fernández Guzmán

No hay comentarios:

Publicar un comentario