22 de mayo de 2019

Vid y sarmientos

Jn 15, 1-8
"1 'Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 2 Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. 3 Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. 4 Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. 6 Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. 8 La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos.'"
COMENTARIO

No podemos negar que el Hijo de Dios, en este texto del Evangelio de San Juan, quiere que entendamos el mensaje que en él se contiene. Y es que no es de poca importancia sino, al contrario, de mucha y más que mucha porque tiene que ver con nuestra vida eterna.
Sí. Cuando Jesucristo dice una y otra vez que debemos permanecer en Él no está haciendo uso del lenguaje para decir algo extraño. No. Nos está diciendo que lo tenemos que tener en cuenta en nuestra vida y, en fin, en todo lo que llevemos a cabo.
El caso es que, permaneciendo en el Hijo de Dios hacemos lo propio con Dios mismo. Por eso insiste tanto Jesucristo en decir que sí, que debemos permanecer en Él. Y, es más, quien no permanece en Él es arrojado fuera, digamos, al Infierno. Y no se trata de palabras duras, aunque lo sean, sino de la simple y estricta verdad.

JESÚS, gracias por ser la Vid.


Eleuterio Fernández Guzmán

No hay comentarios:

Publicar un comentario