16 de abril de 2018

Muchos lo buscaban

Jn 6,22-29

“22 Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. 23 Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. 24 Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. 25 Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: ‘Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?’
26 Jesús les respondió: ‘En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. 27 Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.’ 28 Ellos le dijeron: ‘¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?’ 29 Jesús les respondió: ‘La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado.’”


COMENTARIO

Ciertamente, la multiplicación de los panes y de los panes había hecho ver a muchos que aquel hombre no era un hombre cualquiera sino que tenía mucho que ver con Dios. Otros, sin embargo, creían que aquel hombre les había saciado el hambre y eso era, al parecer, más que suficiente.

Jesús, que conocía más que bien el pensamiento de aquellos hermanos suyos, sabía que no todos lo querían por lo que decía sino, a veces, sólo por lo que hacía.

El Hijo de Dios pone sobre el aviso de qué es lo que deben hacer aquellos que le quieren seguir. Deben trabajar por lo que vale la pena que no es el mundo sin la vida eterna.


JESÚS,  ayúdanos a creer en Ti por quien eres.

Eleuterio Fernández Guzmán

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