22 de marzo de 2017

La Ley de Dios


Miércoles III de Cuaresma
Mt 5,17-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos’”.

COMENTARIO

Muchos creían, en tiempos del Mesías, que cuando llegara al mundo en Enviado de Dios muchas cosas iban a cambiar. Y es que lo tenían por un Mesías batallador que iba a restablecer el reino de Israel terminando con la invasión extranjera. Pero estaban muy equivocados.

El Hijo de Dios, Jesucristo, el Mesías esperado por el pueblo elegido por el Todopoderoso había venido a que se cumpliera la Ley de Dios. No había venido a que se implantara un nuevo Derecho sino, simplemente, a que se cumpliera. Y eso era señal de que no se estaba cumpliendo.

La Ley de Dios debía ser cumplida en todos sus puntos y acentos. Ni siquiera, por eso mismo, podía incumplirse el más pequeño de ellos pues quien eso hiciera, y haga, no es que no vaya al Cielo (así, dicho, en general) sino que, en caso de ir, será muy pequeño allí.


JESÚS, ayúdanos a cumplir la Ley de Dios.


Eleuterio Fernández Guzmán


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