5 de septiembre de 2015

El señor del Sábado


        Sábado XXII del tiempo ordinario


Lc 6,1-5

Sucedió que Jesús cruzaba en sábado por unos sembrados; sus discípulos arrancaban y comían espigas desgranándolas con las manos. Algunos de los fariseos dijeron: ‘¿Por qué hacéis lo que no es lícito en sábado?’. Y Jesús les respondió: ‘¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David, cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios, y tomando los panes de la presencia, que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le acompañaban?’. Y les dijo: ‘El Hijo del hombre es señor del sábado’”.

COMENTARIO

       
Cumplir la ley es lo que siempre se recomienda a quien quiera vivir en sociedad sin tener sobresalto alguno. Y eso es, aun, mucho más importante si nos referimos a la Ley de Dios. Y eso pasaba en tiempos de Jesús.

Aquellos que veían lo que hacían los discípulos de Jesús en sábado eran celosos de la Ley. Es decir, creían que la conocían tan bien que podían decir lo que estaba bien y lo que estaba mal. Y les parecía muy mal que alguien hiciera eso en un día tan sagrado como era un sábado.

Jesús, sin embargo, conocía la Verdad. Sabe que Dios prefiere la misericordia y el bien de sus hijos antes que un equivocado conocimiento de su Ley. Y es que, además, Cristo, Hijo de Dios y Dios mismo hecho hombre, es señor del sábado. Y eso debería haberles hecho pensar algo más de lo que pensaron.

JESÚS, ayúdanos a entender la Ley de Dios.

Eleuterio Fernández Guzmán


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