18 de septiembre de 2013

Estar con Cristo y en Él



Miércoles XXIV del tiempo ordinario



Lc 7,31-35

En aquel tiempo, el Señor dijo: ‘¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen? Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis llorado’. Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: ‘Demonio tiene’. Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores’. Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos’”.


COMENTARIO

Era más que sabido y conocido por todos los que formaban parte del pueblo elegido por Dios que el Mesías sería enviado por el Creador cuando hubieran llegado el final de los tiempos. Por eso dudaban tanto de lo que les decía Jesús.

Con Juan el Bautista se comportaron como muchas veces lo habían hecho con otros profetas que Dios había suscitado de entre sus hijos. Lo mataron porque no decía lo que a los poderosos les gustaba escuchar. No era quien querían que hablara.

Y Jesús, también profeta de entre los profetas, Hijo de  Dios y Mesías, tampoco era bien visto, no casualmente, por los mismos que procuraron la muerte de Juan el Bautista. Que comiera con aquellos que eran mal vistos era algo que nunca le iba a venir bien aunque Él dijera que había venido a salvar a los enfermos y no a los sanos.







JESÚS, los que te escuchaban estaban de acuerdo… pero no todos lo estaban. Ayúdanos a ser de los que siempre estemos contigo y estemos en Ti.





Eleuterio Fernández Guzmán


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