21 de enero de 2012

Cumplir la voluntad de Dios a pesar de todo





Sábado II del tiempo ordinario





Mc 3, 20-21





“En aquel tiempo, Jesús volvió a casa y se aglomeró otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de Él, pues decían: ‘Está fuera de sí’”.





COMENTARIO





Había muchas personas que conocían lo que Jesús estaba haciendo desde que inició la predicación según la cual el Reino de Dios estaba cerca y que era conveniente convertirse y creer en el Evangelio y en lo que supone de Buena Noticia.





Jesús volvió donde había vivido muchos años con María y con José. Quería ver, seguramente, a su Madre y, por eso mismo, predicó en entre los suyos. Pero, como diría Él mismo en otra ocasión, un profeta no es querido en su tierra. Aquí iba a pasar lo mismo.





Decían que estaba fuera de sí porque, seguramente, muchos no entendían lo que quería decir acerca del amor, de la misericordia y del perdón que debían mostrar hacia los demás. Sin embargo, eso no preocupaba a Jesús que seguía cumpliendo la misión para la que había sido enviado por Dios.






JESÚS, muchos no creían lo que decías. Estabas fuera de sí según algunos decían porque es estar fuera de sí cuando se va contra lo establecido por defender la Ley de Dios y la voluntad del Creador. Y es, entonces, estar fuera del mundo por no ser de este mundo.













Eleuterio Fernández Guzmán







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