25 de noviembre de 2011

Prepararse





 

Lc 21, 29-33



“Les añadió una parábola: ‘Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca.



Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán’”.





COMENTARIO





Así como, en determinados casos, sabemos lo que va a pasar porque la costumbre y la repetición nos informa acerca de ello, Jesús profetiza lo que tiene que suceder cuando, habiendo dicho lo que pasaría antes, venga el Reino de Dios. Y lo hace para que no lo olvidemos y actuemos en consecuencia.





Dios, al crear el mundo, no lo hizo imperecedero. Cuando sea su voluntad perecerá como todo lo que vive y, cumpliendo la misma, es posible que una nueva vida, en nuevas formas, aparezca sobre la tierra. Eso no nos corresponde saberlo a nosotros sino a Dios que es Quien creó y Quien mantiene la creación.





Cristo, cuando predicó el Evangelio y la llegada del Reino de Dios no lo hizo de forma que pudiera tenerse como poco importante lo que decía. Muy al contrario es la verdad: lo dicho por el Hijo de Dios está dicho para toda la eternidad y se han de cumplir cada una de sus palabras como, de hecho, ya sucedió con la destrucción de Jerusalén según Él mismo había profetizado que sucedería.





JESÚS, dices lo que va a pasar porque por ser Dios hecho hombre todo lo conoces. Y lo dices para que estemos preparados siempre. Al no saber cuándo sucederá el fin del mundo pero tampoco el de cada uno de nosotros, no podemos esperar a que se nos diga. Ahora es el momento de prepararse.



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