23 de junio de 2011

Creer, de verdad, en Dios

Mt 7,21-29


“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’. Y entonces les declararé: ‘¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!’.
‘Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina’.
Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas".



COMENTARIO


Es común pensar que orar es suficiente como para que Dios tenga en cuenta nuestras peticiones. Eso Jesús sabe que no es así porque bien podemos estar actuando de forma distinta a como tenemos la realidad de nuestro corazón.

Hacer la voluntad de Dios es la verdadera medida de la creencia en Dios. Así, lo que más debería importarnos es, en sí misma considerada, seguir la voluntad del Creador antes que hacer como que creemos sin creer.
Jesucristo es la roca firme sobre la que debemos cimentar nuestra vida espiritual y, así y por eso mismo, material. Apoyándonos en la piedra que desecharon los arquitectos es la única manera de llevar una vida verdadera cristiana.


JESÚS, cree en Dios ha de ser el único camino que debemos seguir. Por eso no basta con orar porque, aunque sea necesario hacerlo, cumplir con la voluntad de tu Padre es lo que, en verdad, importa.



Eleuterio Fernández Guzmán

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