Jn 6,44-51
“En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: ‘Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; éste es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo’.
COMENTARIO
Esto dicho por Jesús tiene un sentido plenamente escatológico porque se refiere a lo porvenir, a los denominados novísimos. Por voluntad de Dios seremos enseñados por el Creador.
Todo hay que hacerlo en un sentido claro que es el que Jesucristo vino a traer al mundo.
Necesitamos creer para tener la vida eterna y tal vida se deriva, precisamente, de comer el pan que no muere nunca.
Jesús es, como dice Él mismo, el pan vivo que ha bajado del cielo. Sólo comiendo de tal pan podemos vivir para siempre y, por eso mismo, Jesús se ofrece como alimento y se da por nosotros.
JESÚS, quisiste que todos se salvaran, que todos nos salvemos. Para que pueda suceder tal cosa te ofreciste, te ofreces, como alimento. Pero, a veces, no comprendemos que eres Tú, que es Dios, quien escoge a quien quiere para atraerlo hacia Él.
Eleuterio Fernández Guzmán
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