16 de marzo de 2011

Señales de Dios

Lc 11,29-32


En aquel tiempo, habiéndose reunido la gente, Jesús comenzó a decir: ‘Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás’".


COMENTARIO

Muchas veces estamos necesitados, o así lo manifestamos, de señales por parte de Dios para creer que es el Creador. No nos basta con lo que vemos sino que, yendo más allá, pretendemos pedir pruebas, ponerlo a prueba.

Jesús sabe, por otra parte, que la confianza en su Padre es fundamental para un creyente y que, por eso mismo, nos debería bastar con la misma para vivir y llevar una existencia de acuerdo a la voluntad de Dios.

La señal, además, que esperaban todos y que todos esperamos, es Jesús mismo que vino, de parte de Dios, para traernos el cumplimiento de su Ley. Debería bastarnos con eso.


JESÚS, eres la verdadera señal de Dios. Viniste, Padre, haciéndote hombre y naciendo como hombre. Sin embargo, en determinadas ocasiones no nos basta con saber lo que tan importante es para nuestras vidas y queremos más… egoísmo.



Eleuterio Fernández Guzmán

3 comentarios:

  1. Salomón fue considerado como el rey de la Paz y la Sabiduría. De hecho su propio nombre proviene de la palabra hebrea de paz: Shalom. Sholomo, es el pacífico.

    Ciertamente nuestra generación es una generación malvada. No atendemos a los signos de Dios y preferimos quedanos en nuestra verdad personal, que nos pervierte.

    Ojalá Dios derrame su gracia sobre nosotros y nos permita convertirnos a Él.

    Dios le bendiga D. Eleuterio :)

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  2. Hace falta mucha confesión de fe para que, de verdad, nos llamemos hijos de Dios y lo seamos con todas sus consecuencias.

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