15 de diciembre de 2017

La cruda verdad


Mt 11, 16-19

“'16 ¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: 17 'Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado'. 18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: 'Demonio tiene'. 19 vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores'. Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras'”.


COMENTARIO

No podemos negar, porque sería mentir, que las palabras, muchas de las palabras, dichas por Jesucristo, eran muy duras. Y que estaban destinadas a enseñar y no podía andarse con comportamientos políticamente correctos.

Jesucristo sabía, y no por ser Dios hecho hombre sino, simplemente, por lo que veía como hombre, cómo era la generación a la que había sido enviado: caprichosa y poco convencida de su propia fe. Es más, tenía por malos a los buenos de verdad como era el caso de Juan el Bautista.

De todas formas, lo mejor de todo viene escrito al final de este texto del Evangelio de San Mateo. Es que a Cristo se le tenía, eso sí, por una persona sabia. Sin embargo, era mucho más que eso porque era el Hijo de Dios, el Enviado del Todopoderoso que había venido, por decirlo pronto, a leer la cartilla a más de uno, a poner las cosas en su sitio.

JESÚS, ayúdanos a comprenderte.

Eleuterio Fernández Guzmán


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