24 de octubre de 2016

El dueño del sábado




 Lunes XXX del tiempo ordinario
Lc 13,10-17

En aquel tiempo, estaba Jesús un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: ‘Mujer, quedas libre de tu enfermedad’. Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios. 

Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: ‘Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado’. Le replicó el Señor: ‘¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?’. Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.”

COMENTARIO

Jesucristo, durante el tiempo que llamamos “vida pública” tuvo que tenérselas con muchos que se decían fieles cumplidores de la Ley de Dios. Sin embargo, era bien evidente que no habían acabado de cumplir lo que decían cumplir.

Hacer algo prohibido en sábado era algo más que mal visto. Es más, suponía una crítica algo más que peligrosa para quien incurriera en eso. Por eso los que ven que es capaz de curar en sábado a una enferma creen que ha hecho las cosas muy mal. 

Sin embargo, Cristo sabe que no sin así las verdades de Dios. Y es que su Padre, el Creador y Todopoderoso prefiere el comportamiento misericordioso aunque eso suponga crítica a quien lo lleve a cabo. Por eso muchos otros se alegraban de lo que hacía.


JESÚS, ayúdanos a ser misericordiosos.



Eleuterio Fernández Guzmán

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