24 de febrero de 2016

El ansia de poder del hombre

Miércoles II de Cuaresma

Mt 20,17-28

En aquel tiempo, cuando Jesús iba subiendo a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les dijo por el camino: ‘Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de Él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará’.

Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: ‘¿Qué quieres?’. Dícele ella: ‘Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino’. Replicó Jesús: ‘No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?’. Dícenle: ‘Sí, podemos’. Díceles: ‘Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre’.

Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: ‘Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos’”.

COMENTARIO

Jesús avisa

Jesús fue preparando a sus discípulos más allegados poco a poco. En varias ocasiones les dice que ha de morir de una manera terrible. Ellos, seguramente, ni querían creer en eso ni querían entenderlo.

El ansia de poder

Los hijos de Zebedeo, Juan y Santiago, eran hombres del mundo. Por eso, a través de su madre, quieren que Jesús les otorgue un lugar privilegiado a su lado. Pero ellos, en realidad, aun no comprenden nada de lo que deben comprender.

Ser servidores

Cristo lo dice con toda claridad: para ser los primeros en el Reino de Dios deben servir al prójimo o, lo que es lo mismo, ser los últimos, ser esclavos de los demás. Y se pone, Él, como ejemplo de lo que deben hacer.

JESÚS, ayúdanos a servir; ayúdanos.

Eleuterio Fernández Guzmán

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