16 de agosto de 2015

El pan vivo bajado del Cielo





Jn 6, 51-58

“’Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre;  y el pan que yo le voy a dar,  es mi carne por la vida del mundo.’ Discutían entre sí los judíos y decían: ‘¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?’ Jesús les dijo: ‘En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre,  no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.  Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.’”  


COMENTARIO     

Lo que Jesús dice de cara a la salvación del ser humano tiene una importancia, como podemos imaginar, muy grande. Y es que la misión del Hijo de Dios tenía relación total con el hecho de que el Creador quiere tener a todos sus hijos consigo.

Jesús requiere, para la salvación, la manifestación de voluntariedad por parte de quien debía ser salvado. Por eso dice que es quien coma la carne del Hijo quien se salvará. Por tanto, quien no la coma conociendo su realidad espiritual, no se salvará.

Jesús distingue ente los tiempos de la Antigua Alianza y la Nueva que Dios había establecido entre su Hijo y la nueva humanidad. Antes, aquellos que comieron el maná, murieron, no fueron al Cielo sino, los justos, al libro de Abrahám. Ahora, los que acepten a Jesús y coman su cuerpo y beban su sangre, irán al Cielo. Así de sencillo.

JESÚS, ayúdanos a persistir en nuestra creencia en Ti.

Eleuterio Fernández Guzmán


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