30 de marzo de 2011

La Ley de Dios que pervive

Mt 5,17-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos’".


COMENTARIO


Jesús, en efecto, no venía a entrar en el mundo como un elefante en una cacharrería sino a cumplir lo que, según Él dijo, no se estaba cumpliendo: la Ley de Dios.


Cada sílaba de lo que el Padre considera se debe cumplir ha de ser cumplido. Por eso lo que Jesús hizo fue tan difícil de entender por muchos de sus contemporáneos.


Pero hay algo que es mucho más clarificador para sus discípulos: es muy importante no ya no caer en el incumplimiento de la Ley de Dios sino el hacer que otros caigan en lo mismo. Así resultamos piedra de escándalo y lo contrario es lo que Dios quiera.


JESÚS, la Ley de Dios es tan importante que no cumplirla es ir, directamente, en contra del Padre y por eso mismo quisiste que se llevara a cabo y enseñaste cómo se debía cumplir y, sobre todo, cómo no se debía actuar por hacerlo, así, contra Dios.



Eleuterio Fernández Guzmán

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