20 de febrero de 2011

La exacta voluntad de Dios


Mt 5,38-48

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.


‘Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial”.


COMENTARIO

La doctrina que Cristo vino a traer al mundo era, exactamente, la Ley de Dios perfecta o, lo que es lo mismo, lo que el Creador quiere para nosotros. Difícil de cumplir porque no resulta siempre fácil hacer lo que un padre quiere.

La venganza, en cualquiera de sus formas, no es del agrado de Dios que prefiere el perdón y la misericordia. Por eso se pide poner la otra mejilla cuando te abofetean la otra y ayudar a quien lo necesita. Vengarse es alejarse, mucho, de Dios.

El amor es, sobre todo, la suprema ley del reino de Dios. Así, la caridad, se ha tener, sobre todo, con el prójimo no demasiado próximo (la familia) porque, de hacerlo sólo y en exclusiva así, poco mérito tendremos. Amor se ha escribir, por eso mismo, con mayúscula y no con el egoísmo de la letra pequeña que puede ser grande.



JESÚS, prefieres el amor al odio y la ayuda y entrega al egoísmo. Tal es la voluntad de Abbá, Padre tuyo y nuestro. Nosotros, en demasiadas ocasiones, preferimos el odio y la avaricia y el egoísmo porque nuestra naturaleza nos lleva, así, por camino equivocado hacia el definitivo reino de Dios.


Eleuterio Fernández Guzmán

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