2 de marzo de 2018

No dudar nunca de Cristo



Mt 21, 33-43.45-46

“33 ‘Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la  rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó. 34 Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos. 35 Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon.

36 De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera. 37 Finalmente les envió a su hijo, diciendo: ‘A mi hijo le respetarán.’ 38 Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: ‘Este es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia.’ 39 Y agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron. 40 Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ‘¿qué hará con aquellos labradores?’ 41 Dícenle: ‘A esos miserables les dará una muerte miserable arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.’ 42 Y Jesús les dice: ‘¿No habéis leído nunca en las Escrituras: = La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos? = 43 Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos.’ 45 Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que estaba refiriéndose a ellos. 46 Y trataban de detenerle, pero tuvieron miedo a la gente porque le tenían por profeta.”



COMENTARIO


El Hijo de Dios había venido al mundo para que la Ley de Dios y la sana doctrina divina se cumpliera hasta la última palabra de la misma. Pero, para eso, debía poner las cosas y la verdad sobre la mesa. Y eso no gustaba a los poderosos de su tiempo.

Aquel ejemplo del dueño de la viña muy bien era entendido por los que escuchaban. Y es que siempre se había tenido la imagen del pueblo de Israel como si fuera una viña plantada por Dios. Y por eso les molesta tanto que se refiera a ellos, sumos sacerdotes y fariseos, cuando dice que hubo quien mató a los enviados. Y quieren matarlo.

Jesús, sin embargo, bien sabía que aún no había llegado su momento. Y es que, siendo cierto, que los ostentaban el poder religioso no querían al Hijo de Dios había quien sí lo quería y le seguía.

JESÚS, ayúdanos a no dudar nunca de Ti

Eleuterio Fernández Guzmán


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